martes, 14 de febrero de 2012

Los cursos de monaguillos


              En el mes de junio del año 1.982, en una convivencia con  sacerdotes, nos quejábamos algunos sacerdotes de la poca atención que mostrábamos a nuestros más inmediatos colaboradores, los monaguillos. En general eran niños de familias poco cristianas que acudían a la parroquia por las propinas que daban algunos feligreses y por la pequeña paga que les daba el sacerdote. Nos preocupaba seriamente que aquellos niños, una vez abandonan la parroquia no volvían a pisar la iglesia.
Aquello me preocupo y pensé: ¿por qué no podría ser la persona que pudiera poner en movimiento esta idea de ir formando un grupo de niños, que con el tiempo , incluso, podrían recibir la llamada del Señor, al fin y al cabo yo fui monaguillo, la mayoría de los sacerdotes hemos sido monaguillos y pienso que algún Obispo también.

            Soy una persona vehemente, no me gusta dejar las cosas para luego, por eso me equivoco muchas veces, peo otras veces por esta mima razón acierto. Quise probar aquel  mismo verano y con la ayuda de Alfonso Garzón, pienso que en los últimos cursos de seminario y con alguno más hice la primera experiencia en los últimos días de julio de aquel mismo año. Contaba con una residencia para chicos que había puesto en marcha unos años antes en Úbeda. Escribí a varios sacerdotes, exponiéndoles la idea y pensaba que con juntar en esa primera convivencia quince o veinte niños sería suficiente.

            Cual fue mi sorpresa que acudieron 55, hasta el punto que ya no cabían más. El éxito fue rotundo, los sacerdotes de la diócesis, en una gran mayoría, acogieron bien aquella idea y esto me animó a seguir trabajando en algo que podía ser  interesante. Al año siguiente repetí la experiencia, también en -Úbeda, y ese año ya no pudimos atender algunas de las solicitudes por falta de espacio.

            Ya en el verano del ochenta y cuatro las solicitudes se dispararon y pudimos trasladarnos a Ibros, se acababa de inaugurar el Centro Parroquial y se acababa de poner en marcha una cooperativa de confección donde trabajaban veinte mujeres del pueblo. Se fueron ampliando las instalaciones y con los albañiles por medio  ese año se organizaron dos convivencias de cien monaguillos cada una. Como no era  posible albergarlos   en el Centro parroquial, se ofrecieron varias familias del pueblo y dormían en sus casas, cosa que ayudó a que el pueblo se sintiera muy identificado con este tipo de actividades que se organizaban en la parroquia.

Ya me llovían solicitudes de un sinfín de lugares, no solo de Jaén, sino de Málaga, Ciudad Real. Toledo, Sevilla, Huelva, Granada, Madrid…Salamanca y un sinfín de diócesis.

La prensa, la radio, la televisión se dispararon y aparecieron artículos en  muchos periódicos, yo diría que casi toda la prensa nacional, entre ellos en las páginas centrales  de “El País”, cosa que motivó que también la televisión  tomara cartas en el asunto y en el programa “la Tarde” que lideraba María Ángeles Caso, dedicando casi media hora en una entrevista con varios monaguillos y dos seminaristas de color, de Costa de Marfil,  que vestidos con camisa negra y que solo con la tirilla del Clerimang y los dientes blanqueaban su atuendo.

Me entrevistaron periodistas de la talla de Iñaki Gabilondo, Tico  Medina, Encarna y varios de Radio Nacional, además de muchos otros de provincias cuyos nombres no recuerdo. A finales del año 99, fecha en que marché de Ibros, habían pasado por la Casa tres mil doscientos monaguillos.